Llevo mucho tiempo sin escribir, al menos en este blog, porque durante estos meses de inactividad bloguera, he tenido la suerte de escribir para alguien muy especial; escritos, cartas, declaraciones…como queráis llamarlo. Llevo días, y porque no decir, meses, pensando que escribir, que contaros.
Al final he decidido dedicar esta entrada a esa persona especial, porque ha sido la persona con la que he compartido estos últimos meses, con la que he vivido un momento de felicidad, una historia de amor.
Este último mes ha sido algo complicado, una separación nunca es fácil, y menos cuando esa persona te ha aportado tantas y tantas cosas; cuando has aprendido, cuando has madurado, cuando has crecido como persona. Tantos momentos buenos se merecen algo bonito.
No merecemos que un momento de sufrimiento ciegue tantos y tantos ratos de felicidad, de amor, de inspiración. No soy una persona rencorosa, que odie con facilidad, por lo que no sería oportuno acordarme de lo malo. Prefiero soñar con lo bello, con lo que me ha aportado esta relación; prefiero acordarme y compartir con el mundo lo maravilloso del amor.
Hay ocasiones en la vida que esta transcurre tal y como la vas planeando; crees que lo tienes todo controlado, que no se te escapa ningún detalle. Pero el destino siempre se guarda una carta bajo la manga y cuando menos te lo esperas, te la juega. Unas veces para bien, otra para mal.
Pero siempre te sorprende. Como cuando piensas que nada ni nadie puede cambiar tu vida, cambiar tu manera de entender el mundo, de vivir. Cuando menos te lo esperas, aparece ella. Y así es como ella entró en mi vida.
Hay gente, que a lo largo de tu vida te influye de una manera u otra. Y hay personas que te marcan, te cambian. Es evidente que esas personas suelen ser con las que comparten momentos más íntimos, más personales. Y cuando descubres que esa persona, esa mujer, ha pasado por tu vida, ha compartido tantos buenos recuerdos, debes sacar una sonrisa.
Y solo quiero sonreír a partir de ahora. Quiero recordar tantos buenos momentos, tantos y tantos besos compartidos. Tantas caricias descubiertas. Tanto amor recibido.
Me siento afortunado de haber dado tanto amor a una maravillosa mujer; de haber hecho feliz a esa persona que te hace vibrar con cada sonrisa que desprende.
Soy feliz porque he sido amado, he sido querido. Y me quedo satisfecho por el amor ofrecido, por la calided de su amor, por haber pasado unos meses maravilloso al lado de una gran mujer.
Y aunque el final ha sido duro, aunque la gran distancia ha hecho sufrir, me quedo con lo bueno. Si volviera atrás en el tiempo, volvería a caer en sus redes, en su amor. Volvería a cometer los mismos errores, si es que amar sin piedad es un error.
Gracias a ella, he descubierto aspectos de mi vida que tenía escondidos; virtudes que no sabía que existían. He encontrado el amor, y gracias a ti, me he dado cuenta de cuanto amor puedo dar, cuan romántico puedo ser y como me gusta hacer feliz a esa persona especial.
Podría estar escribiendo hasta la extenuación; podría escribir palabras, detalles, letras… pero ninguna expresaría lo que siento, lo que quiero contarte. Así que solo puedo darte las gracias; gracias por entrar en mi vida, por cambiarme y por demostrarme que el amor existe.
No lloremos porque se haya acabado, sonriamos porque ha pasado.