Bueno, el viaje ha sido muy duro y muy largo… Si ya se me hizo pesado el viaje en tren a Barcelona, no quería imaginarme el viajecito de 11 horas que me esperaba desde Milan a Singapur. El hotelito de Barcelona muy bien, la verdad que pude descansar a pesar de los nervios que tenía. Comenzaba a darme cuenta de la decisión que había tomado y si no me habría equivocado, pero ya no había marcha atrás.
Del vuelo Barcelona – Milán no hay mucho que contar, pues transcurrió sin problemas. Lo fuerte iba a ser el vuelo de Milan a Singapur; nada más y nada menos que 11 horas de viaje. Me vi como 5 ó 6 películas (todas en inglés, por supuesto), comimos algo de comida de avión (que contar de esa comida…) y apenas pegué una cabezadita.
Lo peor llegó cuando mi estómago estaba pidiendo una cena a gritos y me traen un desayuno, pues en Singapur serian las 7 de la mañana… ale, nos saltamos una comida y como 6 horas del tirón.
El aeropuerto de Singapur me gustó mucho: suelo enmoquetado, Internet gratuito y sobre todo, bastante limpio. Apenas estuve un par de horas y por fin embarqué en el vuelo que me llevaría a Australia.
Como dato curioso, todo el mundo que vuela a Australia (incluidos los propios australianos) tienen que rellanar una especie de formulario donde se indica sus datos personales y si declara algo o no. No sabría decirlo con certeza, pero en España no lo piden cuando entras, no? Y además, antes de salir, vuelves a pasar por el escáner todas las maletas (incluido las facturadas); imaginaos las colas para salir… Brutales.
Y poco más gente, apenas me he instalado en la casa, no he deshecho la maleta y ya necesito dormir pues en dos días apenas he dormido. Mañana, con más tranquilidad, contaré más cosas de Brisbane, lo que vaya descubriendo, etc.
Un abrazo a tod@s.